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Clase 6: El lugar de la demanda en la experiencia analítica

  • Foto del escritor: apsftigre
    apsftigre
  • 5 jul 2023
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 26 sept 2023


Seminario anual de APSaT “De la inconsistencia del Otro al Plus de gozar”


Reseña clase viernes 16 de junio de 2023 por Ornella Paciello

La propuesta del recorrido de la clase fue ubicar la noción de demanda en la enseñanza de Lacan. Los ‘6 paradigmas del goce’, que propone Miller, sirvieron como encuadre para guiarnos en la lectura y ubicarnos, con los textos sugeridos como bibliografía, en qué momento de la enseñanza de Lacan nos encontrábamos.

El grafo del deseo, que es trabajado en la clase 5 del Seminario 16, se abordó desde el texto de Bruce Fink, Lacan a la letra, una lectura exhaustiva de los Escritos, Lectura de <<Subversión del sujeto>>. Se destaca la relevancia del registro simbólico de esta época, ubicando dichas lecturas dentro del paradigma del goce significantizado. Lo que el sujeto demanda no es evidente por sí mismo, sino que será interpretado por el Otro -constituido campo del lenguaje, batería significante-: “Nuestra necesidad nunca se expresa completamente en el pedido o demanda que hacemos al Otro; ese pedido o demanda siempre deja algo que desear. Siempre queda un resto que Lacan llama deseo y en este punto entra en juego el nivel superior del grafo.” (pág. 145)

En relación a este primer tiempo de la enseñanza de Lacan, se toma como referencia desde el libro de German García, Fundamentos de la clínica analítica, la clase del 9 de agosto de 1986, donde aborda el texto de La dirección de la cura y los principios de su poder. Se resaltan dos aportes sobre esta noción: demanda como prescripta a la que se está alienado y demanda como desgracia del ser, porque ese ser que nació de una falta no puede pedir sino en la lengua del Otro.

Por otro lado, tenemos las lecturas del trabajo de este año del Seminario 16, que se correspondería con el paradigma del goce discursivo, Lacan desarrolla la idea de plus de goce y repetición de goce. Se destacó, entre algunos recortes que sirvieron de disparadores, la frase: “A la demanda ¿Quién es yo?, la estructura responde con el rechazo, significante del Otro barrado” (pág. 80).

Para concluir con el hilo de lecturas que motivaron el trazado de esta clase se propone señalar a partir del texto Lenguaje aparato de goce, en el capítulo titulado La pulsión es palabra, aquello que puntualiza Miller sobre este término en la enseñanza de Lacan, donde distingue diferentes tipos de demanda y propone distinguir al menos 3: demanda de necesidad, demanda de amor y demanda de goce.




Comentario sobre la referencia bíblica de la zarza ardiente.

Por Myriam Leguizamón

En el comienzo se propone un señalamiento de Lacan que aparece en la clase El hecho y el dicho y continúa en la clase Yo soy lo que yo es . Dice Lacan: “la verdad dice Yo y ahí ven definidos dos campos extremos. El primero es ése donde el sujeto sólo se orienta por ser efecto del significante, ése donde hay pathos del significante” … ” Es el campo del hecho. Y después, en segundo término, está lo que nos interesa y que no se esbozó tampoco en otro lugar más que en el Sinaí, a saber, lo que dice yo”

Se refiere al relato bíblico del Éxodo dónde Moisés situado en el monte Sinaí escucha la voz de Dios proveniente de la zarza ardiente. Es uno de los versos más famosos de La Torá, allí dios se nombra “Yo soy el que soy”, en hebreo “Ehyeh Acher ehyeh”.

Lacan plantea distintas traducciones a esta expresión para concluir que debería traducirse en “Yo soy lo que yo es”. En realidad esta introducción es -según sus palabras- para remarcar que al cuestionar la función del Otro (desde el principio mismo de su topología) hace temblar lo que Pascal llamaba el “Dios de los filósofos”, un dios que hasta ese momento estaba presente. Es desde el otro Dios aquel de Abraham, de Isaac, de Jacob, del que se vale para establecer la referencia al yo.

Hay que remontarse al matemático Blaise Pascal, precisamente a un trozo de pergamino que se encontró cosido en el interior de su casaca luego de su muerte. En ese documento llamado memorial, Pascal -matemático y filósofo- desacredita al que denomina “Dios de los filósofos” y eleva como portador de la verdad al dios de la fe, al dios de la religión luego de experimentar una revelación mística. La pregunta que insiste al abordar esta referencia es para qué utiliza Lacan a Pascal y su revelación mística.

Según nos señala Jacques Alain Miller en la revista freudiana 54 “Lo que se busca según la terminología del comienzo del seminario –Lacan incluso va a buscarla en la declaración del Dios de la Zarza Ardiente- es una definición más amplia del sujeto, una definición que también incluiría el goce”: el “yo” es en este seminario una suerte de esbozo del “serhablante”.

La alusión a la zarza ardiente responde a un dios que puede decir yo, un dios “serdiciente” no es el dios de los filósofos que es concepto y teoría. Todo el comienzo del seminario está dedicado a la confrontación del yo impronunciable con el Otro inconsistente.

Es un seminario difícil, encriptado, que estamos recién abordando. A propósito, Jacques Alain Miller señala que en el final del seminario todas estas cuestiones que parecen inconexas toman cuerpo. Nos quedan muchas clases por delante, pero siguiendo el espíritu del seminario abordaremos diferentes lecturas para esclarecer las diferencias entre el dios de los filósofos y el dios de Abraham, Isaac y Jacob ya que surgió esa interrogación durante la conversación luego de la clase.

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